100 mentiras

Qué de vueltas uno le da a las cosas! Yo especialmente. Y no hay tanto que analizar, yo creo que alcanza con querer y sentirse querido. En eso se resume todo. Es que en el cariño -me gusta más llamarlo cariño que amor- se sintetiza todo lo que se necesita. Cuando se quiere de verdad se comprende, se perdona, se confía. El cariño verdadero es generoso, quiere la felicidad del otro tanto como la propia. Cualquier psicólogo pediría que me encarcelen, pero yo creo que la felicidad alcanzable -la de los no iluminados- es posible sólo con una pareja. Yo creo que la relación de pareja es la relación social más importante que alguien puede tener. Mucho más que eso, es determinante en la vida. También creo que nadie nos lo dice con el énfasis necesario. Alguien debiera alertarnos, "la mayor parte de tu felicidad dependerá de esa elección, no la hagas a la ligera". También debieran enseñarnos a cuidar ese vínculo imprescindible. ¡Nos enseñan tantas cosas que jamás utilizaremos! Me ense

Todos los miedos se resumen en uno sólo: el miedo a no poder soportar el sufrimiento.

Carece de importancia la forma en que lo aprendí. Alcanza con que sepan que ciertos conocimientos no se los dispensa a cualquiera y que no somos tantos quienes los poseemos. El conocimiento proporciona poder y el poder conlleva responsabilidad y por supuesto también peligro, pero sobre todo el conocimiento implica dolor. Señores, el conocimiento no es para cualquiera y mucho menos éste. Tampoco es importante que sepan si el origen es egipcio, si los arcanos mayores representan a ciertas deidades, ni la forma en que se relacionan con los mandalas. Pero para los escépticos que nunca faltan les diré que el mismísimo Carl Gustav Jung estudió largamente los alcances del Tarot, su simbología perfecta y, aunque casi no se hable de ello, su poder para la predecir lo que vendrá. No quiero entrar en polémicas sobre si el destino ya está escrito o si el futuro es una página en blanco. Es un tema muy controvertido y no quiero que se dispersen, además, si bien conozco la respuesta, dudo que tengan

Es imposible pelear contra el deseo de ser feliz.

Los otros días decía que mi psiquis tiene más defensas que el Pentágono. Me sorprende a mi mismo la cantidad de recursos que mi inconsciente suele desplegar, y sin embargo todas esas trampas se desactivan cuando las palabras correctas llegan a ellas. Es como si estuviesen esperando ser derribadas definitivamente. La clave de acceso es el cariño. Las mías son unas defensas vulnerables a los sentimientos sinceros, a las demostraciones de afecto y cuidado. Hay una voz cristalina y amorosa que tiene el poder de abrirlas de par en par, pero apenas deja de escucharse los escudos dolorosamente vuelven a armarse, para luego volver a caer. Me pregunto el por qué de esa degastante sucesión de desdicha-felicidad. No tiene sentido, pero así funciona.