Elecciones
No somos dueños de nuestras elecciones. Sabemos que no somos libres, pero no sabemos hasta que punto. Es razonable pensar que nuestra libertad está acotada por las circunstancias de la vida. Somos seres sociales que vivimos en sociedad y nos adaptamos a sus normas. Pero, fuera de esa necesaria sumisión a las leyes y a las costumbres, estamos convencidos que nuestras elecciones personales son completamente libres. Mentira. Nuestras elecciones no son libres. No elegimos casi nada. No elige el ego con el que nos identificamos, no elige ese yo racional que creemos ser. Eligen las emociones, elige la historia personal, eligen las circunstancias, eligen los miedos, no elegimos nosotros, nunca elegimos. Después que la elección está hecha -no por nosotros-, buscamos argumentos racionales que la respalden y entonces pasamos a creer que la elección fue fruto de nuestra razón. Claro que podemos elegir cosas menores, el color de la camisa, la marca de cigarrillos, el club de fútbol, etc. Desde la