Zapatero a tus zapatos


Había llegado a la conclusión que es un verdadero pecado que un tipo como yo malgaste su vida trabajando, así que una mañana llamé a la empresa y les presenté mi renuncia con carácter de indeclinable. Era hora, dijo el Gerente, no olvides mandar el telegrama, y cortó sin más. No me enojé en ese momento porque sé que el tipo es un cabrón y pensé que estaba “sangrando por la herida”. Me enojé cuando supe que apenas recibió el telegrama de renuncia salió a festejar. Qué te aproveche hijo de puta, ya me vas a extrañar…

Como no sirvo para estar sin hacer nada y como no soy ningún vago me anoté para tomar clases de golf. No se dan una idea a la velocidad a la que aprendía; el “profe” me dijo que si hubiese empezado unos años antes sería un Tiger Woods. Lo único malo fue que las clases de golf eran carísimas y rápido me quedé sin un peso.

Necesitaba conseguir un ingreso pero ni loco volvería a trabajar bajo patrón, yo estaba para más, yo podía hacer cosas importantes pero necesitaba libertad, como cualquier artista. Lo mío es el cine, para más datos. Moví unos hilos y a la semana tuve mi primer entrevista. El productor del film era sueco, noruego o algo así; un ropero rubio que hablaba castellano como yo hablo japonés, no obstante más o menos nos entendimos, o al menos eso fue lo que creí en ese momento. Me dijo dos o tres cosas que no alcancé a captar, pero igual le dije que sí, porque siempre hay tiempo para arrepentirse. Cuando me presenté para las pruebas me llamó la atención que estaban todos en bata, inclusive el productor; supuse que eran costumbres nórdicas pero me dijeron que además de mandamás era el protagonista. Mientras esperaba que me atiendan entró un negro gigante, también en bata. Saludó y colgó la bata en un perchero. Cuando vi la poronga que tenía ese cristiano, recordé que le había dicho que sí al rubio y no sabía a qué. Me hice el descompuesto y me fui para no volver jamás.

Soy un convencido que la vida va dando mensajes y si uno está atento te dice exactamente qué hacer en cada momento. La experiencia de la película porno me enfocó en lo que tendría que ser mi futuro: amante rentado, taxy boy, escort, o como más les guste. Arreglé condiciones con una morocha que rajaba la tierra. Dedicación full time pero sueldo de gerente. A las 7:00 a.m. del primero de mes estaba una limusina esperando en la puerta de casa. Sólo el conductor. Seguramente Stefany me estaría esperando en el lecho. Las morochas son muy fogosas.  ¿La Señora está esperando?, pregunté con estudiada petulancia. La Señora está de viaje, el Señor lo está esperando, contestó lacónico. A unos minutos de hacer salido le pedí al chofer que pare en una farmacia y una vez fuera del auto salí corriendo.

Por suerte el Gerente de la antigua empresa se condolió con mis desventuras y me aceptó nuevamente, aunque con un sueldo menor... claro.


Comentarios

  1. Deberías poner tu nombre por aquí, que sigo más de 300 blogs y me confundo, que luego te puedo llamar no se, Macario, Damian o qué se yo como y resulta que no eres tú y qué metida de piecesillos sería, que luego no comento porque no veo quien lo haya hecho antes ;)

    Otro besito, por si me he equivocado

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Debo darte la razón respecto al colocar el nombre. Y no lo digo por los 300 blogs que sigues sino por las "personalidades múltiples" de algunos bloggeros....
      Un besazo Ame

      Eliminar
  2. Acabo de leer un relato juevero que le hubiera venido bien un buen "Vale por la fe de erratas de un día" a nuestro querido amigo en cuestión, no si cuando no te llueve te graniza (o algo así :) por fortuna lo único que perdió fue una reducción de suelto y no una buena parte de su mmm... dignidad masculina o algo así :), lo siento es que, muero de la risa, aunque sea cosa seria :)

    Te dejo cientos de besos Alejandro, qué remedio?, un día gris lo has pintado de colores :)

    Muchos más besos, te cuidas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No le salió demasiado mal, después de todo, recuperó su trabajo y conservó su dignidad -al menos es lo que parece-
      Me alegra que te haya divertido, esa fue la idea.
      Gracias, querida Ame
      Un beso grande

      Eliminar
  3. Ups, prometo escribir virtualmente mil veces tu nombre vale?
    besitos :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No es válido copiar & pegar
      Espero pruebas... jajjaajj
      Un beso grande

      Eliminar
    2. Maloooooo
      leíste mi mente :(
      igual te dejo besos

      Eliminar
    3. Lo prometido es deuda :P

      Tus pruebas y bueno, se vale un poquito de tu confianza ;), que mira, me esforcé
      http://midulcedesafio.blogspot.mx/2013/11/mi-promesa-cumplida.html

      Eliminar
    4. Muy bien Señora, su deuda ha sido saldada, como nunca lo dudé.
      Un beso grande

      Eliminar
  4. Como dicen por aquí, más vale pájaro en mano que ciento volando, jaja, me hiciste reír.
    Saludos

    ResponderEliminar
  5. jajajajaaj si es que ningún trabajjo es fácil... por mucho que bromeemos sobre ello...
    Buena lección!!
    Besos ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro, desde afuera todo se ve bien, pero como has dicho ninguno es fácil.
      Un beso grande

      Eliminar
  6. Jajaja, muy bueno; pero... no está mal irse de un lugar en el que no estás a gusto, y buscar algo que realmente te haga realizarte. gustándote, serás bueno en lo que hagas. Y si eres artista, lo mejor es no dejarlo por un trabajo de oficina.

    Sí, ya sé no están las cosas bien, y hay que quedarse con lo seguro... Pero solo hasta que pase la crisis, eh? :)

    Muchos besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los artistas somos así.... jajjajajaj
      Lamentablemente, la situación general del mundo hace que uno trabaje en lo que puede y no en lo que quiere, pero aquel que tiene la suerte de sentirse reconfortado con su trabajo, disfruta una calidad de vida muy superior a la que su ingreso pueda suponer.

      Un beso muy grande

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Sólo puede traicionarnos aquel en quien confiamos

La suma de todos los miedos